
📷 @analuisafigueredo
“Mi pareja estuvo un año en España hasta que logró levantar fondos para traerme. En seguida, encontré trabajo en una cafetería. Y allí conocí al dueño de una panadería artesanal que me ofreció trabajar con él. Así he estado desde entonces, alternando dos trabajos. Por la mañana hasta las 2 y por las tardes en la cafetería de camarera.
Por mi experiencia laboral, veo que los españoles consideran bien al venezolano.
Les gusta nuestra entrega y buena actitud.
Me gusta cómo el madrileño ha aceptado a la gente emigrante. Ha cambiado mucho la mentalidad y ahora muchos entienden que también fueron emigrantes.
Venezuela les abrió los brazos allá por los años 50.
Muchos españoles me han contado que han viajado, vivido o tienen todavía familiares en nuestro país.
Doy gracias a Dios por haberme traído aquí.
En Venezuela, no podría ayudar a mi familia. Aunque les extraño, merece la pena”.